Odisea en Ikea = Odikea
Ikea es el paradigma del mueble barato y accesible, aprovechamiento de espacio con muebles prácticos y de bajo precio. Sin embargo, el sistema de venta es un tanto más complicado para el usuario de lo que parece. Lo que en apariencia es un fácil y cómodo autoservicio compuesto por una planta de exposición y un gran almacén en la parte inferior puede convertirse en una auténtica «Odikea».
Supongamos que llevas una lista de la compra preparada a través de la web con el desglose de bultos a recoger, las diferentes piezas de los muebles vienen preparados en paquetes situados en diferentes pasillos y secciones del almacén cuya referencia traemos apuntada. recogemos las patas, la estructura, las bisagras… y llegamos al pasillo y sección del frontal y nada, no hay paquetes. Evidentemente, sin todas las piezas del mueble de poco te sirve. Preguntas en información esperando que te digan: «ahora lo reponemos» y te indican que «si no hay en su sitio es que no quedan y que vuelvas otro día«. En algunos productos te dan un vale de reserva, pero en otros tampoco te dejan reservar por su filosofía de almacén «just in time» con lo que apenas si tienes garantías de la existencia del artículo cuando vuelvas a ir. De hecho las disponibilidades mostradas en la web no se corresponden con la realidad efectiva y en caso de pocos artículos es más que posible que ya no queden en almacén pues el stock tiene un margen de error considerable.
Si a este pésimo servicio sumas lo que pesan los productos embalados y la incomodidad que supone recoger todos los productos tu mismo quizás ya no veamos las bondades de Ikea sino su lado más oscuro y farragoso. Los continuos carteles de «Cuidado, embalaje pesado» exasperan cuando incluso entre dos personas apenas si puedes mover la estructura del almacén al carro de transporte. Además, el desplazamiento suele ser largo y pesado por lo que volver a ir supone todo un desafío y más con la idea de que igual llegas y vuelves a quedarte sin alguna pieza fundamental. Es entonces cuando comienzas a pensar en otras alternativas más cómodas de compra dónde rentabilizas tiempo y esfuerzo.
Moraleja: Ikea está bien si lo tienes cerca y si no te importa cambiar tus elecciones en función del stock real de la tienda, pero que sepas que cargarás paquetes y sufrirás frustaciones extra para compensar el precio. Para amueblar a bajo precio es ideal, pero para buscar un mínimo de funcionalidad y diseño se puede convertir en una auténtica Odisea.